Edmund Burke
En el año de 1790 escribe Reflexiones sobre la revolución en Francia, que es una crítica fuerte a la revolución que estaba ocurriendo en Francia. Lo sorprendente es que supo prever lo que luego vendría, la fase del “terror” y la guerra.
Con él aparece un nuevo discurso que “reacciona” frente a los intentos por cambiar de forma drástica el orden político conocido, la simiente de un discurso, complejo y plural, que acabaría recibiendo el nombre de conservadurismo.
El contexto: la reacción a la Revolución Francesa
- La Revolución Francesa se convertirá en el punto de referencia de todo tipo de reflexiones teóricas, tanto desde el lado de sus promotores o simpatizantes, como del de sus opositores.
- Por un lado, es un acontecimiento visto como la plasmación política del pensamiento ilustrado ; por otro, como un corte en la historia de la que emanarán todas las ideologías modernas.
- Como observara el propio Burke ya desde su inicio, estábamos ante una revolución de características bien distintas a la inglesa de 1688: su tendencia no era cambiar el orden político en Francia manteniendo las bases de la constitución, como aquélla hiciera en Inglaterra, sino alterarlo todo y expandirse por el mundo conocido; enseguida se percibió que tenía trascendencia universal.
El temor para lo que luego se llamará conservadurismo es que con la Revolución se ponía fin al orden estamental, a la monarquía, a la presencia pública de la religión, sin saberse bien qué lo fuera a reemplazar.
- Defensa de la constitución inglesa y negación de que sirviera de modelo para la Revolución;
- El principio de la herencia, la Tradición, como criterio legitimador de las instituciones. El principio de la herencia, el gozar de instituciones que han pasado la prueba del tiempo a través de un proceso evolutivo, se ve como la mejor garantía de su legitimidad. La duración de las instituciones a lo largo de la historia demuestra la utilidad de las instituciones que han acabado prevaleciendo; la evolución es sabia. (Este principio será uno de los fundamentales del conservadurismo desde Burke hasta Hayek).
- Crítica de la filosofía de la Ilustración y los derechos del hombre en su formulación abstracta;
- Formulación de la tesis de la “perversidad” de la Revolución: ésta acaba produciendo exactamente lo contrario de aquello a lo que aspira.
Defensa de la Constitución Inglesa
- Gran parte del libro se dedica a una defensa de la constitución inglesa que no encaja con la interpretación de su antagonista principal, Richard Price, favorable a la idea de que la revolución de 1688 provocó una ruptura con el anterior orden político inglés, favoreciendo el predominio del Parlamento y, por tanto, la soberanía popular, en el delicado equilibrio entre Corona y cámara baja.
- Para Burke cabría detectar una línea de continuidad histórica que enlaza la Carta Magna, pasando por la Petition of Rights y otras reformas del s. XVII, hasta la Revolución Gloriosa de 1688 (Ancient Constitution and Custom).
- El resultado habría sido la consecución de la libertad y una “mejora” paulatina sin riesgo de someterse a los peligros que anticipa para Francia.
- La permanencia en la historia es su máxima fuente de autoridad:; (..) “la idea hereditaria proporciona un principio seguro de conservación y un principio seguro de transmisión sin excluir en absoluto un principio de mejora” .
- Se asimila al orden natural: “es el resultado de una profunda reflexión (..) la feliz consecuencia de seguir a la naturaleza, la cual es en sí misma sabia sin necesidad de reflexión”.
- La “mejora”, el cambio paulatino de lo existente, no es lo mismo que la “innovación”, que prescinde de dicha herencia histórica: “No nos hemos convertido en seguidores de Rousseau; no somos discípulos de Voltaire; Helvetius no ha hecho progresos entre nosotros”.
El resultado es la promoción de una visión teórica que ha recibido el nombre de “teoría de la continuidad” y la asociación (partnership): “(..) El Estado se convierte en una asociación no sólo entre los vivos, sino también entre los vivos y los muertos y aquellos que van a nacer”
Como síntesis final del discurso conservador, bien puede servir el modelo que a estos efectos nos proporciona Albert Hirschman en su libro “La retórica de la reacción”
Su tesis es que hay tres grandes momentos en el despliegue del discurso ilustrado y en su concreción sobre el papel de la política y el orden institucional:
- El nacimiento de los derechos civiles antes, durante y después de la Revolución Francesa;
- La extensión del derecho de sufragio a finales del s. XIX, que es la culminación del principio de igualdad democrático;
- La aparición de los derechos sociales y su provisión a través de políticas que garanticen su ejercicio en el Estado de bienestar.
Cada uno de esos momentos provocó diferentes olas de “reacción”, que se sujetaron siempre a los tres argumentos siguientes:
- Perversión: la idea de que empujar a la sociedad en una determinada dirección culmina al final en su contrario. Es la advertencia fundamental que se desarrollo después de los acontecimientos revolucionarios de Francia. Es un caso especial del llamado “Consecuencias no pensadas”.
- Futilidad: el intento de aplicar principios igualitarios no consigue nunca evitar el dominio de las élites; puede reducirse a la frase lampedusiana de que todo cambia para que todo siga igual, o el plus ça change plus c’est la même chose!
- Riesgo: la puesta en marcha de las revoluciones democrático sociales puede poner en peligro otros bienes importantes, como el disfrute de las libertades individuales y los derechos de propiedad, por ej. La intervención en la economía por el Estado de bienestar, en particular, se enfrentaría a una disminución de los incentivos a la competitividad y productividad.
Por otro lado las personas que quiere transformar radicalmente la sociedad , llamado progresismo usan estos tres argumentos:
- La Ilusión de la sinergía – la idea que todas las reformas funcionan juntos y se apoyan entre ellas en vez de competir.
- El peligro inminente – se necesita una acción urgente para evitar un peligro inminente
- La historia está de nuestro lado.
Burke indica que hay peligros y riesgos tanto en la acción como en la inacción. Los riesgos deben ser investigados, analizados y preveerlos en lo qie se pueda. Las consecuencias funestas de la acción o inacción no pueden ser conocidas con anticipación.